RESTAURAR EL SISTEMA

Ojalá la vida fuera así de fácil, digo. Hace un par de días me instalé un antivirus poco conocido, cuyo nombre no voy a dar para no desprestigiarlo. Probablemente lo que pasó es causa de algún problema en mi PC en particular, o sólo mala suerte, por lo que no creo que este caso aislado, si es que es aislado, merezca hacer escarnio público hacia la empresa dueña del programa.

Ocurrió que al instalar el antivirus, el sistema colapsó. No anduvo más. No era posible reiniciar, ni apagar, abrir carpetas, desinstalar el programa, y ni siquiera era posible quitarlo en modo a prueba de fallos. Ahí me acordé que alguien me habló alguna vez de eso que los computines llaman “punto de restauración”. Me puse a intrusear y me encontré con ese menú. Simplemente pones a todo el PC en un punto previo al desastre, y…como una máquina del tiempo, “aquí no ha pasado nada”.

Siempre hago analogías respecto de lo fácil que sería la vida si pudiéramos hacer “Deshacer” (CTRL + Z) cada vez que nos mandamos un condoro. Pero esto es mucho más allá. Imagínense el poder de decir “me voy a un punto de restauración” dos días atrás antes de un accidente, pelea, condoro, cagazo, pastelazo, o como se le llame. Tener ese poder sería la diferencia entre la vida y la muerte, el éxito o fracaso, la fortuna o la riqueza. Por algo, NADIE LO TIENE.

Por ahora, a conformarse con aprender a ocupar la función “restaurar el sistema”. Apuesto mi cabeza que todavía hay varios que se las dan de avezados usuarios de sus PC y que no han establecido un punto en sus aparatos como corresponde. ¡Qué vergüenza, por favor!